7.01.2013

La mosca.

<<Más que besarnos, incluso más que desnudarnos y acostarnos, ella me tomó de la mano...



     Ella piensa que escribirle a alguien que está molesto contigo es difícil. Para mí, más difícil aún, es escribirle a alguien con quien tú estás molesto. Sólo los peores pensamientos acuden a tu imaginación. Se te ocurren mil y un maneras de desahogarte. Decirle todo de una buena vez. Pero con ella he aprendido que a veces es mejor guardarse las palabras. El único problema es que aún no sé cuando debo guardarlas y cuando no. 
     Soy de sentimientos débiles. Y me refiero a que los tengo en flor de piel. No soy muy bueno para ocultarlos. Ni los buenos sentimientos, ni los malos. Soy de facciones expresivas. Ella estará de acuerdo conmigo. Feliz. Molesto. Preocupado. Ansioso, ¡ah! Las ansias. Mi enemiga. Bueno, si hablamos de enemigos, el peor es el pensar. Pensar más de la cuenta. Pensar en, resumiendo, malas cosas. 
     Me sentiría aliviado el saber que piensa. Me gustaría saber por qué a veces es tan poco dada para hacer las cosas. Me encantaría que me detallara que siente. Cada segundo. Me interrumpe el sueño sentir que no me cuentas todo por ser tan cerrada. Sólo quiero respuestas te su parte ¿acaso estoy pidiendo demasiado?
     Cualquier poeta me reclamaría que si no me basta el puro y sincero amor que ella me recita. Que cualquier molestia o espina son cosas de la vida. Que las soporte mientras duran y las olvide mientras pueda. Pero la verdad es que soy un hombre curioso. Muy curioso. Es de mi gusto encontrar respuestas.



...siendo un par de extraños. Eso es amor>>



La mosca que me pasó por la cabeza tenía bastante que decir, ¿no te parece?



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