6.24.2019

Efímero

Al despedirnos, con un abrazo cálido, y un beso en la mejilla, en un pequeño juego que me atrevo a llamar nervios, nuestras manos se encontraron.

Notando el contacto, ambos, o quizás solo fui yo, intenté prolongarlo lo más que pude. Un par de segundos. Incluso menos. 

Tu tacto con el mío. Asi como quien espera que le pase algo maravilloso un miércoles después de haber leído el horóscopo el domingo anterior, yo sentí maravillas cuando nuestros dedos se buscaron.