Curioso es que un montón de palabras apiladas en un orden coherente, e incluso seductor, le hagan sentir correr la sangre por las arterias, desde el corazón a todo el cuerpo y de vuelta, mientras se imagina como sus propias palabras se forman en su cabeza. Uniéndose. Calzando. Como un rompe cabezas. Creyendo poder ser inspirador.
Con recelo observa la hoja en blanco y el lápiz zumbante que sostiene a su derecha que, como un soldado, está quieto esperando por una nueva orden. Piensa en la inspiración pero no llega a nutrirse de esta. Lo sabe. Sabe que hay un montón de ideas en su cabeza pero aún no encuentra la manera de llevarlas al carbón. Al papel.
Con recelo observa la hoja en blanco y el lápiz zumbante que sostiene a su derecha que, como un soldado, está quieto esperando por una nueva orden. Piensa en la inspiración pero no llega a nutrirse de esta. Lo sabe. Sabe que hay un montón de ideas en su cabeza pero aún no encuentra la manera de llevarlas al carbón. Al papel.
Se distrae y se olvida. El papel se torna amarillo y el carboncillo se debilita. Al igual que su poca inspiración.
Tio: eres un crack. <3333333
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